El 29 de junio del año 2003 se produciría mi accidente de tráfico. Fue grave, muy grave, pero no me acuerdo de nada. Lo que se, es porque me lo han contado. Estuve en coma por la Escala de Glasgow grado 4, que es el segundo más grave que existe en esa escala y del que sólo se salvan un 10% aproximadamente. En aquel entonces era muy joven. Con tan sólo 24 años tenía en mi mente muchos proyectos, sueños e ilusiones, algunos de ellos con la pareja de aquel entonces.
Fui jugador de la cantera del Unicaja de Málaga, club con el que quedé campeón de España en categoría cadetes. A nivel semiprofesional, jugué en el club baloncesto El Palo y en el club baloncesto Granada a la vez que lo compaginaba con la diplomatura y la licenciatura en Educación Física. Quizás el deporte y esos entrenamientos tan duros que realizaba en aquel entonces pulieron un carácter a base de esfuerzo y superación personal. A los dos años del accidente, volví a proponerme nuevas metas. Ahora todas mis esperanzas de volver a la normalidad estaban depositadas en las oposiciones de enseñanza. Han sido muchas horas de estudio, donde suspender significaba empezar de nuevo y volver a empezar de nuevo para intentarlo otra vez. Pero había que vivir, y por eso trabajé de monitor deportivo en la cárcel, de monitor de baloncesto, de conferenciante en colegios e institutos, … Y no siempre encuentras el máximo apoyo que necesitas de todo el mundo, o el que te gustaría escuchar a ti. Por qué, para algunos de los que hemos estado en coma, despertar fue como un volver a nacer en el que había que volver a reeducarte en todos los ámbitos, entre ellos, a una memoria de niño pequeño en un cuerpo adulto. Y muchas veces tu cuerpo no responde igual a las exigencias del trabajo que lo que tu querrías y además ves como los demás trabajan a un rimo diferente al tuyo, con lo que solo queda una opción, luchar y llenarte de orgullo para entrenar y llegar a hacerlo lo mejor posible y así no desesperar y caer en una depresión.
Cuando ocurrió el accidente, iba con mi pareja. Me alegro de que no le pasará nada. Al año del accidente, te deja porque no puede vivir con aquella situación. Pero pienso que no pasa nada, la vida es dura y te da palos. Estaba acostumbrado a luchar por todo lo que siempre he querido, y esta batalla, que seguramente durará toda la vida, será una de las más apasionantes que jamás haya vivido. Y digo apasionante, porque no se crean ustedes que voy a estar lamentándome por las esquinas, sino que con toda la aceptación del problema, estoy dispuesto a afrontar mi día a día ´como si no hubiera mañana´. Por eso, me conciencié desde ese primer momento hasta ahora. ´Esto no ha terminado y posiblemente, nunca acabará´, me decía a mí mismo. Por otro lado, decir que esto no ha sido fácil, ni seguramente nunca lo será. A mí me apasionan los retos difíciles. Suerte que para mí el deporte y mis dos carreras en Educación Física, me habían diseñado una vida alrededor del movimiento y de la superación personal. Después del accidente pensaba constantemente: “conmigo no vas a poder” y desde entonces he realizado múltiples terapias que me han ido ayudando a conseguir objetivos cada vez más saludables, donde la superación de pequeñas metas diarias ha impedido que mi autoestima decayese.
Pero si por algo tenemos que luchar las personas con algún tipo de discapacidad es porque se cumplan nuestros derechos, los cuales están íntimamente relacionados con nuestra calidad de vida. Y para ello el trabajo es fundamental. Prueba de ello fue que en el año 2015 nació mi hija y en ese mismo año leí mi tesis doctoral. Al año hice las oposiciones de educación secundaria en la que obtuve una plaza como interino. En 2018, después de suspender las oposiciones, como las veces anteriores con una nota muy cercana al aprobado, tuve la oportunidad de contactar con ADDA (Asociación de Docentes Discapacitados de Andalucía), que tiene como objetivo principal, velar por el cumplimiento de la ley de discapacidad 4/2017 de Atención y Derechos para las personas con Discapacidad y que fue aprobada por todos los grupos políticos que componen el Parlamento de Andalucía.
Aquello me sirvió para renovar energías y ponerme al servicio de una causa que yo consideraba justa, al ver que había otras personas que como yo, creíamos que se habían vulnerados nuestros derechos, recogidos en todas las leyes sobre discapacidad, y que actualmente se recogen en la ley 4/2017 aprobada por todos los grupos políticos del Parlamento Andaluz. ADDA es una gran familia en la que todos nos apoyamos y en la que intentamos ayudar a otras personas en nuestra misma situación.
He de decir que a partir del día en que sufrí ese grave accidente de tráfico, me enfrentaría a la carrera más grave y llena de obstáculos que jamás había conocido. Ha sido todo muy difícil y sin la ayuda de todos esto no hubiera sido posible superarlo. Durante el camino, y como modo de aumentar mi autoestima, tuve la ocasión de escribí un libro, Coma… punto y seguido. Historia de una superación; han publicado una obra de teatro con marionetas Oscar, el niño dormido; y he publicado en internet un video sobre mi historia titulado Oscar Lisbona historia de una superación.
¿Tengo sueños? Sí, muchos, entre ellos, intentar hacer realizable todos nuestros sueños e ilusiones. Hay muy pocas personas que sin esfuerzo alguno, hayan conseguido algo. A las personas con discapacidad, por nuestra enfermedad o nuestras secuelas, esto se complica un poco más. Pero lo que nunca se me borrará de mi cara, es mi eterna sonrisa que destella esperanza de hacer posible lo imposible y de ayudar a aquellos que más lo necesitan. De nada vale lamentarse ni mirar al pasado. Hay que ser fuerte y afrontar la vida según las circunstancias personales de cada uno.
No olviden ustedes una cosa, la carrera de la vida solo se juega una vez y ustedes deciden el papel que quieren tomar en ella. En mi opinión, esta carrera debe ser algo maravilloso, y debe de estar llena de estimulaciones que motiven a la persona a superarse y a conseguir cada vez metas mayores. Lo fácil es lamentarse, lo difícil es luchar por superarse día tras día con las dificultades y problemas que uno tiene. Los componentes de ADDA podemos tener más o menos dificultades, pero lo que no nos quitará nadie serán las ganas de luchar por nuestros derechos.
Oscar Lisbona Roldán
Profesor de Educación Física